Hay un espectro que hechiza a Europa, o más bien, al mundo. El espectro es la Psicogeografía. Durante treinta años los dedos estranguladores, que sustentan la Tradición, se han ido retrayendo frente a la erupción de los excitantes y nuevos espacios psicosociales no euclidianos. Rock and Roll, la sociedad permisiva, el nuevo liberalismo que existe en la esfera social; todo esto ha actuado como una cámara de descompresión donde la pre-planeadas desilusiones que genera la sociedad de clases pueden ser productivamente puestas en función de un nuevo diseño, una nueva moda y una revuelta que no atenta contra nada. Centradas sobre la juventud como su fuerza de inocencia, las fuerzas vitales de la imaginación colectiva son dirigidas hacia la subsistencia económica, pues se trata de un recipiente de talentos donde las organizaciones establecidas y las grandes empresas pueden pescar nuevas caras y nuevas ideas.
Sin embargo, de igual manera que el Frente de Liberación Gay devino en moda gay, los Panteras Negras fueron reemplazados por el Islam y las ilusiones de Mao, por la Bolsa de Comercio de Shangai; la integración de un espacio psicosocial no euclideano en las mecánicas post-newtonianas es enfrentado por una oposición anti-euclideana que volverá a encender los fuegos de la revuelta con los fósforos de la metáfora. La Psicogeografía ofrece el tercer polo entre el falso universalismo de la modernidad y la universal virtualidad de la post-modernidad.
La Psicogeografía es universalismo con actitud. Es el universalismo que no busca expresarse mediante palabras, que se mantiene sólo como una sinopsis de lo salvaje. La Psicogeografía investiga la intersección entre el tiempo y el espacio, y así ataca a la ciencia en su punto más debil -la repetición mecánica de resultados. La Psicogeografía es la universalidad de lo específico, de lo particular en su punto de disolución.
La Psicogeografía se sitúa a sí misma por fuera de la democracia. No busca recrear el proceso mediante el cual la experiencia diaria es tamizada para poder ser reproducida como una telenovela, un programa político o un ensayo de doctorado para la facultad. No es una inmersión en la vida privada de la esfera social, sino una invasión a la esfera pública por parte de pasiones que de otra manera se encontrarían confinadas al mundo privatizado del individuo atomizado. Mientras que la democracia busca crear una síntesis de los deseos de los ciudadanos, la Psicogeografía es uno de sus polos antitéticos que se torna consciente del conflicto que existe entre nuestro idealizado rol como ciudadanos y la subjetividad que se deriva de las condiciones materiales de nuestra vida. Al suspender el ’sentido común’ mientras nos movemos de un lugar a otro en nuestra vida diaria, podemos redescubrir el aspecto salvaje de la ciudad. Al explorar aquellas áreas en las cuales no tenemos ninguna buena razón para estar, podemos descubrir las razones que nos constriñen a frecuentar solamente ciertas áreas.
Pero esta capa de la Psicogeografía pronto revela otras áreas. Cuestiones de género, de raza, de acceso para gente con determinadas discapacidades pronto aparecen. Cualquier lugar determinado no tiene una única forma de ser. No sólo sucede que una mujer puede entender de modo distinto un lugar que un hombre, sino que la presencia de una mujer (o una horda de mujeres) en determinado lugar pueden transformarlo. La normalidad ya no funciona más como una variable global; tan sólo existe como la producción del funcionamiento de determinado lugar. La reestructuración del capital ha desplazado a la organización linear del poder por una red cibernética de centros de excelencia que sobreviven como idílicas islas en un mar de caos. El acceso a esas ‘islas’ es el producto de la riqueza, mientras que la pobreza significa la exclusión de incluso las formas más básicas de protección, como un techo, comida y sociabilidad.
La Psicogeografía no es un sustituto para la lucha de clases, sino que es una herramienta para la lucha de clases. Cuando un grupo de niños campesinos caminan por los barrios residenciales más privilegiados de la ciudad, son inmediatamente enfrentados por la policía. Son acusados de ser criminales incluso si no se han acercado a ninguna casa. La policía impone una racionalidad: ellos nos fuerzan a explicar por qué nos encontramos en determinado lugar. Ellos sólo aceptan una explicación convencional, y por lo tanto, efectuada en términos de actividad económica (incluso el visitar la familia nos lleva a la economía, pues la familia es precisamente la conjunción de la vida privada con la esfera económica). La Psicogeografía es siempre una actividad ‘ineconomica’, o incluso anti-económica.
Las publicaciones de la Asociación Psicogeográfica de Londres presentan una reconstrucción de la vida urbana que utiliza los principios de la psicogeometría no euclideana. Presentamos nuestro material en la retórica del más rígido dogmatismo, ya que tenemos cuidado en que nuestros desarrollos siempre estén presentados con el rigor necesario que exige el correcto entendimiento de nuestras ideas. Algunos críticos han inferido de este hecho que nosotros buscamos imponer un punto de vista único como determinante de la realidad social, o que deseamos competir con deterministas rivales. Esos críticos claramente no comprenden lo que hacemos. Nuestras publicaciones son siempre secundarias con respecto a nuestro interés en la actividad Psicogeográfica en sí misma.
LONDON PSYCOGEOGRAPHICAL ASSOCIATION - LPA
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