Para afrontar el momento presente, y delimitar el contorno del  enemigo, quizá no es mala idea revisar nuestras armas conceptuales y ver  si podemos apoderarnos de otras. Para ello, nos hemos acercado a Toni  Negri y a su compañero Michael Hardt, que han sistematizado las nociones  de “Imperio” y “Multitudes” que tanto sirvieron en Génova y que se  extienden hoy por los medios militantes sin que haya modo de saber si se  trata sólo del ultimo grito chic teórico o de un avance real de la  inteligencia colectiva.  Tras un sobrevuelo a baja altitud de Imperio y  de una lectura del artículo de estos dos autores publicado en  ContreTemps nº2 (septiembre 2001), he aquí una primera aproximación a  estas dos nociones clave y un inventario de lo que, a mi entender,  constituye su fuerza y su debilidad. La noción de Imperio 1. Definición   “El Imperio es el sujeto político que regula efectivamente los  intercambios mundiales, el poder soberano que gobierna el mundo.”  Imperio, pág 16. “Nuestra hipótesis fundamental es que la soberanía ha  tomado una forma nueva, compuesta por una serie de organismos nacionales  y supranacionales unidos bajo una lógica única de gobierno” idem, pág.  17. “El Imperio designa ante todo una nueva forma de soberanía que ha  sucedido a la soberanía estatal : una forma de soberanía ilimitada, que  no conoce ya fronteras o más bien que sólo conoce más que fronteras  flexibles y móviles”, “La multitud contra el Imperio”, en Contra Temps,  nº2, pg. 153. 2. Características del Imperio  El Imperio no tiene  límites espaciales (”ninguna frontera territorial bordea su reino”) ni  temporales (se presenta “como un orden que suspende efectivamente el  curso de la historia y fija así el estado presente cosas para la  eternidad”). Es el modelo mismo del biopoder (”no contento con regular  las interacciones humanas, busca también regular directamente la  naturaleza humana”). Finalmente, “aunque la práctica del Imperio bañe  continuamente el mundo en sangre, el concepto de Imperio está dedicado a  la paz, “una paz perpetua y universal”, fuera de la historia”. Imperio,  p 19-20.  El Imperio es monárquico (”en las fases del conflicto militar  es donde se puede constatar evidentemente hasta qué punto el Pentágono,  con su arsenal atómico y su superioridad tecnológica, puede dominar  efectivamente el mundo”), aristocrático (”aristocracia de la naciones”  representada por el G8, el Consejo de Seguridad, las empresas  transnacionales), democrático (”democracia de las naciones” que pretende  representar a los pueblos : asamblea general de las Naciones Unidas).  CT, p 153-154 3. Fuerza de la noción  En primer lugar, esta noción  permite escapar del viejo anti-imperialismo y del anti-americanismo. El  anti-imperialismo, que se agarra a la idea de una nación débil agredida  por la economía y la cultura de una nación fuerte, sufre de un defecto  que lo anula : no hay nada que permita afirmar que, desde un punto de  vista universal, los valores de la pequeña nación sean siempre  superiores a los de la grande. Los hijos de los vietnamitas que lucharon  por la independencia de su país adoptan sin dificultad los códigos, la  música y las vestimentas de la cultura norteamericana : ¿acaso hay que  añorar el realismo socialista o la cultura de los mandarines ? El  antiamericanismo identifica América del Norte con sus aspectos más  agresivos o más imbéciles. Vana tentativa, cuando todos nos bañamos  también en lo que ella aporta de más nuevo y más dinámico : ¿qué sería  de nuestra sensibilidad sin el blues y su continuación, sin la novela  negra estadounidense y Raymond Carver, el cine de los años sesenta, el  espíritu Nueva York, el espíritu San Francisco, la revolución hippie, la  tradición del sindicalismo IWW, una cierta naturalidad sonriente  opuesta a la pretenciosidad estrecha y pequeñoburguesa europea ?  La  noción de Imperio permite acercarse de la mejor manera a la realidad de  hoy : es una civilización lo que está conquistando hoy el mundo. Incluso  cuando los EEUU se presentan como superpotencia única, no funcionan más  que en base al poder de esta civilización. Ellos mismos no podrían  transgredir por mucho tiempo sus fundamentos.  La noción de Imperio  ofrece la mejor descripción de lo que hay de más novedoso en la época :  la transferencia de soberanía que se opera desde los estados hacia los  organismos supranacionales ; la desterritorialización de las fuerzas  dominantes : el Imperio son las instituciones internacionales, las  firmas transnacionales, los flujos financieros, las ONG, las mafias, las  internacionales terroristas. Y como muestra el ejemplo Bin Laden, no  hay ruptura en la continuidad entre estas diferentes fuerzas (el tráfico  de droga alimenta a Bin Laden que utiliza a su vez los mismos circuitos  financieros de muchas ONG).  Esa noción muestra su fecundidad cuando  permite, por ejemplo, captar mejor el fenómeno Bin Laden. Hijo de Arabia  Saudí, es decir de un país que es a la vez el corazón de la tradición  musulmana y una entidad fabricada por el comercio de petróleo y la  política estadounidense, ese capitalista moderno se siente igualmente  cómodo en la economía abierta y en la subterránea, se ha aliado  sólidamente a los talibanes que odian esas tecnologías de la imagen en  cuyo manejo demuestra la mayor soltura, es el jefe de una red que se  comunica con mensajes encriptados por internet y el artesano de una  ideología religiosa arcaica. Bin Laden es una entidad consustancial al  Imperio. No se puede comprender el fenómeno Bin Laden en toda su  amplitud y su complejidad más que inscribiéndole en una marco del que la  noción de Imperio es una buena imagen. 4. Debilidades de la noción  La  guerra en Afganistán puede ser leída como el retorno de lo rechazado por  el Imperio, el retorno de lo que tanto el concepto como su realidad  rechazan : el territorio. Es bien cierto que el poder dominante del  planeta esta ampliamente desterritorializado, pero el acento puesto  exclusivamente en ello no permite comprender porqué las más poderosas  fuerzas de destrucción, de representación y de compasión -el primer  ejército del mundo, todos los medios de comunicación y las ONG- se  concentran hoy sobre ese territorio. Lo que pasa en Afganistán no es  sólo el resultado del atentado del 11 septiembre, acontecimiento cuya  violenta singularidad se ha afirmado a través del éter de las  telecomunicaciones y la inmaterialidad del imaginario universal. Es  también, como el mismo atentado, el resultado del enfrentamiento entre  lógicas territoriales, imperialismos rivales. En otro sitio trataremos  de trazar sus contornos. Digamos sólo por el momento que la guerra  afgana es un episodio del nuevo Gran Juego, que continua el antiguo (que  opuso Rusia a Inglaterra durante algo más de dos siglos), que continua  una historia milenaria de invasiones provenientes de las estepas, de la  ruta de la Soja y de grandes éxodos hacia el mar. La historia y  geografía le faltan al Imperio.  A causa, entre otras, de esta carencia,  la noción no agota la comprensión de los mecanismos de dominación  mundial como no aclara apenas los chirridos de estos mecanismos. Es la  historia la que permite comprender la dificultad de los estadounidenses  para realizar sus proyectos petrolíferos en la región centro-asiática,  es la geografía del territorio la que da las claves de las dificultades  de una intervención militar. El Imperio no reina en cualquier lado con  la misma profundidad o, por tomar una terminología venida de mi extrema  izquierda, la dominación real del capital no ha sustituido en todos  sitios a la dominación formal. Ante nosotros se dan extraños combates  con sus episodios encarnizados y crueles, abandonos sorpresivos de  posiciones o bien rendiciones inesperadas que esconden complejas  negociaciones llevadas a cabo en pleno centro de la batalla : para  captar el sentido de esto, habría que comprender las tradiciones y los  modos de vida de los pueblos de la montaña y también el funcionamiento  de tribus y clanes. Habría que conocer unos lugares, una historia y unas  mentalidades que, comparadas a la existencia de la población del  Imperio, esta alegre orgía de comunicación entre nómadas híbridos y  posmodernos descrita por Negri-Hardt, no parece vivir en el mismo  planeta. Estamos sobre la misma Tierra que los afganos (y que los  somalíes, los chechenos, los haitianos) : es esta complejidad lo que el  Imperio -el concepto- no logra abarcar enteramente, y lo que el Imperio  -su encarnación más convincente, la base de poder americano- no logra  dominar del todo. La noción de multitud 1. Definición  “La otra cabeza  del águila imperial [con el Imperio] es la multitud plural de las  subjetividades productivas y creadoras de la globalización”. Imperio,  p.92 “La multitud es la fuerza productiva real de nuestro mundo social,  mientras que el Imperio es un simple aparato de encarcelamiento que no  vive más que de la vitalidad de la multitud -es decir, parafraseando a  Marx, un régimen vampiro de trabajo muerto acumulado que no sobrevive  más que chupando la sangre del trabajo vivo”. idem, p.94 2.Fuerza de la  noción  En Génova, durante las manifestaciones o durante las pausas,  cuando uno miraba a su alrededor, se podía sentir que el termino  “multitudes”, en plural, era el mejor para describir aquello en lo que  estábamos inmersos como parte activa. La noción evoca la de masa, el  carácter masivo : los cientos de miles de manifestantes, los cientos de  millones de seres humanos cuya cooperación en red produce las riquezas  sociales y que podrían producirlas de otra manera distinta, fuera del  sometimiento a la lógica capitalista. La noción contiene también la idea  del carácter múltiple : la multiplicidad de las prácticas, las de los  campesinos sin tierra de Brasil, los partidarios de la anulación de la  deuda, los militantes de la lucha contra el sida, los que se oponen a  los organismos genéticamente modificados, los defensores de la libre  circulación y la abolición de las fronteras, los violentos, los no  violentos, prácticas singulares, no homogeneizadas, cuya radicalidad no  se mide por la grandeza de un dogma, ya fuese radical, y que han entrado  en relaciones de cooperación para luchar contra el enemigo último y  común que han identificado. Esta noción que ha abandonado decididamente  la centralidad de la clase obrera o del “trabajador” se adapta  evidentemente mejor a lo que yo valoro como la expresión más potente de  las fuerzas de la transfomación social.  En la medida en que se  considera que los trabajos de Marx son aún ampliamente utilizables (lo  que es mi caso), se verá como un acierto el hecho de que la noción  hardtnegrista de multitud se apoya sobre un concepto marxiano central :  el de explotación. Partir de la relación de explotación capitalista  evita por ejemplo la salida prosituacionista sobre la mercancía, la  cual, al impedir ver tras la alienación la explotación capitalista,  prohíbe comprender cómo la superación del capitalismo puede nacer de su  seno mismo. A partir de esa base, la idea de multitud da cuenta de las  características de la era moderna : “el objeto de explotación y de la  dominación tiende a no ser ya las actividades especialmente productivas,  sino la capacidad universal para producir, es decir la actividad social  abstracta y su poder de conjunto. Este trabajo abstracto es una  actividad sin lugar, pero que es no obstante muy poderosa. Es el  conjunto cooperante de cerebros y de brazos, de espíritu y de cuerpos ;  es la difusión social y el esfuerzo de la multitud de los trabajadores  adaptables y móviles ; y es, al mismo tiempo, la energía intelectual y  la construcción lingüística y comunicadora de la multitud de los  trabajadores intelectuales y afectivos”. Esos desarrollos, digámoslo al  pasar, son también el prolongamiento de las teorizaciones marxistas  (Grundrisse).  Esta noción da cuenta de la novedad decisiva del nuevo  ciclo del desarrollo capitalista : la dominación tendencial del trabajo  inmaterial, las potencialidades gigantescas (para el capitalismo pero  también para la revolución) de las tecnologías de la comunicación. Sobre  este ultimo punto, citaremos, como un ejemplo pertinente, el uso de  internet en el movimiento anti-G8 y también el de los móviles que, como  miles de manifestantes en Génova, supimos utilizar para volvernos  ágiles, para reagruparnos y escapar de la represión. 2. Debilidades de  la noción  En la medida en que se apoya toda entera sobre el desarrollo  de las técnicas de comunicación, peca de una ausencia de critica de la  técnica. Sabemos, sin embargo, que no hay técnica inocente, que una  técnica es siempre el producto de unas relaciones sociales determinadas y  que está profundamente marcada, orientada por las necesidades de la  forma social dominante que la ha producido. Paradójicamente, hay en  Hardt-Negri una especie de apología de las fuerzas productivas que trae a  la memoria polvorientos recuerdos. Hagamos memoria : era el credo de la  izquierda, en los tiempos en los que se pensaba que el desarrollo de  las fuerzas productivas, entrando en una contradicción insuperable con  las relaciones de producción, traería el advenimiento de la Gran Noche.  Eso era antes de se percibiera claramente cómo el desarrollo de las  fuerzas productivas amenazaban con pudrir el planeta y descerebrar a sus  habitantes antes de que se hubiese realizado el comunismo. El uso  subversivo de las técnicas de comunicación no debe impedir la  elaboración de su critica. Por poner un ejemplo, quien ha hecho alguna  vez un uso amoroso del móvil o el correo electrónico sabe a qué grados  de histerización/simplificación de las relaciones puede conducir.  La  noción de multitud tiene también el defecto de hacer desaparecer la  lucha de clases del horizonte crítico. Me parece, sin embargo, que las  clases sociales existen todavía y que sus contradicciones forman parte  del movimiento hacia una superación del capitalismo. Por otro lado, que  la centralidad obrera sea puesta en duda parece indispensable. Esto no  hace desaparecer sin embargo la industria, incluida la industria pesada.  Lo que ocurre en una fabrica sur-coreana sigue siendo al menos igual de  importante que lo que se intercambia entre dos flexibles y nómadas  usuarios de ordenador. Según nuestros corresponsales en la  extrema-izquierda que gustan todavía de repartir panfletos a la salida  de las fabricas (aún existen), ahí se dan luchas no desprovistas de  interés para el porvenir del mundo. Tomo nota de que se han introducido  recientemente felices novedades en las formas de lucha. Por ejemplo, los  obreros amenazados con el despido, en vez de ocupar pasivamente los  locales destinados de todas formas al abandono o a la fosilización,  tienen tendencia, últimamente, a no respetar sus instrumentos de trabajo  y a prenderles directamente fuego. Saludemos también con mil hurras la  iniciativa de los obreros de Bata que invadieron en París dos tiendas de  la marca y distribuyeron las mercancías a los paseantes. ¿Qué pasaría  si los obreros de las cadenas de montaje de Saint Etienne o Renault les  imitasen ? ¿Qué hubiera pasado si los obreros de la fábrica de relojes  Lip, en lugar de encerrarse, hace ya casi treinta años, en la  autogestión de la miseria capitalista, hubiesen precedido a los  trabajadores de Bata sobre el terreno e la redistribución salvaje de las  riquezas ?  Para volver a nuestros austeros autores, sus teorizaciones  sobre la multitud rozan a veces, en mi opinión, el delirio, cuando  avanzan sobre el terreno de la “hibridación” y de la apología de los  “nuevos bárbaros” cuya transformación corporal exigiría reconocer “que  no hay fronteras fijas y necesarias entre el hombre y el animal, el  hombre y la maquina, el macho y la hembra” o cuando se lanzan a una  teoría de la “república”, reemplazada in fine por la del “posse”.  Conclusión de una incursión teórica : el hardtnegrismo, mi modo de  empleo  Habiendo reconocido la novedad de la aportación y sus límites,  utilizaré las nociones presentadas por H&N cuando me sean útiles,  sin dejarme encerrar ni en un sistema pretendidamente coherente, ni en  una vulgata. El concepto de Imperio aguanta la confrontación con lo real  pero la noción de imperialismo siempre será útil para describir fases  concretas de su historia. Podemos, sin embargo, abandonar la rémora  nauseabunda del anti-imperialismo a los soberanistas. Sin retomar  sistemáticamente el termino, hay que seguir sobre las pistas abiertas  por la idea de multitudes, que representa el esfuerzo de articular  juntas una serie de luchas. 
——————————————————————————–
 Traducción : Universidad Nómada y Molotov
No hay comentarios:
Publicar un comentario